Se necesita acción inmediata para salvar el futuro a largo plazo
“Cuando yo tenía 8 años fue la primera vez que escuché hablar de algo
llamado ‘cambio climático’ o ‘calentamiento global’. Aparentemente esto
había sido creado por los humanos gracias a nuestra forma de vivir. Me
dijeron que apague las luces para ahorrar energía y que recicle el papel
para ahorrar recursos. Recuerdo haber pensado que era muy extraño que
los humanos, que son una de muchas especies de animales, podrían ser
capaces de cambiar el clima de la tierra. Porque, si esto fuera posible,
y si estuviera realmente sucediendo, es de lo único de lo que se
hablaría. Tan pronto como encendamos la televisión, todo se trataría de
eso. Los encabezados, la radio y los periódicos: Nunca escucharías ni
leerías algo acerca de otro tema. Es como si sucediera una guerra
mundial pero nadie hablara de ella. Si quemar combustibles fósiles era
tan malo que amenazaba nuestra existencia, ¿cómo podíamos continuar
haciéndolo? ¿Por qué no había restricciones? ¿Por qué no se había vuelto
ilegal?”
¿Por qué no respondemos a la crisis?
Hoy enfrentamos múltiples crisis interrelacionadas, por ejemplo, la
amenaza del catastrófico cambio climático o la igualmente catastrófica
guerra termonuclear, y la amenaza de una hambruna generalizada. Estas
amenazas a la existencia humana y a la biósfera requieren una respuesta
apropiada y racional, pero debido a la inercia institucional y cultural,
no estamos tomando las medidas necesarias para evitar el desastre.
Solo la acción inmediata puede salvar el futuro
La acción inmediata para detener la extracción de combustibles
fósiles y reducir en gran parte la emisión de CO2 y otros gases de
invernadero es necesaria para salvar el futuro de la civilización humana
y la biósfera a largo plazo.
En la ceremonia de apertura de las conversaciones sobre el clima
patrocinadas por las Naciones Unidas en Katowice, Polonia (COP24), Sir
David Attenborough dijo: “En este momento nos enfrentamos un desastre a
escala global causado por el hombre. El mayor en miles de años. El
cambio climático. Si no actuamos, el colapso de nuestras civilizaciones
y la extinción de gran parte del mundo natural están en el horizonte.
La gente del mundo ha hablado. Su mensaje es claro. El tiempo se nos
acaba. Quieren que ustedes, quienes toman las decisiones, actúen ahora”.
António Guterres, Secretario General de las Naciones Unidas, dijo que
el cambio climático era ya “una cuestión de vida o muerte” para muchos
países. Añadió que el mundo está “lejos de donde necesita estar” en la
transición a una economía baja en carbono.
La estudiante sueca Greta Thunberg, de 15 años, ha iniciado un
movimiento de protesta por el clima en su país. Después del discurso del
líder de la ONU Antonio Guterres, ella dijo en un discurso corto pero
muy claro: “Algunas personas dicen que yo debería estar en la escuela en
vez de aquí. Algunas personas dicen que yo debería estudiar para
convertirme una científica ambiental y poder ‘resolver la crisis
climática’. Pero la crisis ya ha sido resuelta. Ya tenemos todos los
hechos y las soluciones”
Añadió: “¿Por qué debería yo estudiar para un futuro que pronto ya no
existirá, mientras nadie hace nada para salvar ese futuro? ¿Y cuál es
el punto de aprender hechos cuando los hechos más importantes claramente
no significan nada para nuestra sociedad?
Thunberg continuó: “Actualmente usamos 100 millones de barriles de
petróleo cada día. No hay políticas para cambiar eso. No hay reglamento
para mantener el petróleo en el suelo. Así que no podemos salvar el
mundo si nos atenemos a las reglas. Porque tenemos que cambiar las
reglas”
Concluyó diciendo que “Ya que nuestros líderes se están comportando
como niños, nosotros vamos a tener que asumir la responsabilidad que
ellos debieron tomar hace mucho tiempo”.
Inercia institucional
Nuestro fallo colectivo para responder adecuadamente a la crisis
actual se debe en gran parte a la inercia institucional. Nuestro sistema
financiero está profundamente arraigado y es resistente al cambio. Toda
nuestra infraestructura industrial está basada en combustibles fósiles;
pero para salvar el futuro, el uso de combustibles fósiles debe cesar.
Las relaciones internacionales todavía se basan en el concepto de
estados nacionales absolutamente soberanos, aunque este concepto se ha
convertido en un peligroso anacronismo en una era de comunicación global
instantánea e interdependencia económica. Dentro de las naciones, los
sistemas de ley y educación cambian muy lentamente, aunque los peligros
actuales exigen rápidas revoluciones en la perspectiva y el estilo de
vida.
El hecho de que las recientes conferencias sobre el clima no hayan
producido documentos finales sólidos puede atribuirse al hecho de que
las naciones que asistieron a las conferencias se sintieron compitiendo
entre sí, cuando en realidad deberían haber cooperado en respuesta a un
peligro común. La mano dura de la industria de los combustibles fósiles
también se hizo sentir en las conferencias.
Hasta el desarrollo de las máquinas de vapor impulsadas por carbón en
el siglo XIX, los humanos vivían más o menos en armonía con su entorno.
Luego, los combustibles fósiles, que representan muchos millones de
años de luz solar almacenada, se extrajeron y quemaron en dos siglos, lo
que provocó un frenesí en el crecimiento de la población y la industria
que ha durado hasta el presente. Pero hoy, la fiesta ha terminado. El
carbón, el petróleo y el gas están casi agotados, y lo que queda de
ellos debe dejarse en el suelo para evitar amenazas existenciales para
los seres humanos y la biosfera. Las enormes corporaciones de carbón y
petróleo basan el valor de sus acciones en la propiedad de los recursos
restantes que aún están enterrados, y podemos contar con que ellos
utilizarán todos los trucos, justos o injustos, para convertir esos
recursos en dinero.
En general, las corporaciones representan una pesada fuerza que se
resiste al cambio. Por ley, los directores de las corporaciones están
obligados a poner los beneficios de los accionistas por encima de
cualquier otra consideración. No queda espacio para una conciencia
ecológica o social. Cada vez más, las corporaciones han tomado el
control de nuestros medios de comunicación y nuestro sistema político.
Intervienen de tal manera que se hacen más ricos y, por lo tanto,
aumentan su control sobre el sistema.
Conversación educada e inercia cultural
Cada día, las convenciones de la conversación educada contribuyen a
nuestra sensación de que todo es como siempre fue. La cortesía requiere
que no hablemos sobre temas que puedan ser contrarios a las creencias de
otra persona. Por lo tanto, la conversación educada está dominada por
trivialidades, entretenimiento, deportes, clima, chismes, comida, etc.
Preocupaciones sobre el futuro lejano, el peligro de una guerra nuclear,
el peligro de un cambio climático incontrolable o el peligro de una
hambruna generalizada rara vez aparecen en conversaciones en la cena, en
un café o en el bar. En las conversaciones entre personas educadas,
obtenemos la falsa impresión de que todo está bien con el mundo. Pero,
de hecho, no todo está bien. Tenemos que actuar con prontitud y
adecuadamente para salvar el futuro.
La situación es exactamente la misma en los medios de comunicación.
Los programas y artículos están dominados por trivialidades y
entretenimiento. Las discusiones serias sobre la crisis repentina a la
que se enfrenta la civilización ahora están casi totalmente ausentes,
porque el enfoque está en la popularidad, las calificaciones y la venta
de publicidad. Como comentó Niel Postman, nos estamos entreteniendo
hasta la muerte.
Un mayor crecimiento implica un colapso futuro
Tenemos que enfrentar el hecho de que un crecimiento económico
interminable en un planeta finito es una imposibilidad lógica, y que
hemos alcanzado y hasta sobrepasado los límites sostenibles del
crecimiento.
En el mundo de hoy, estamos presionando los límites absolutos de la
capacidad de carga de la tierra, y un mayor crecimiento conlleva el
peligro de un futuro colapso. A la larga, ni el crecimiento de la
industria ni el de la población son sostenibles; y ya hemos alcanzado o
excedido los límites sostenibles.
El tamaño de la economía humana es, por supuesto, el producto de dos
factores: el número total de seres humanos y el consumo per cápita.
Consideremos primero el problema de reducir el consumo per cápita en los
países industrializados. Toda la estructura de la sociedad occidental
parece diseñada para empujar a sus ciudadanos en la dirección opuesta,
hacia niveles de consumo cada vez mayores. Los medios de comunicación
tienen ante nosotros continuamente el ideal de una utopía personal,
llena de bienes materiales.
Cada hombre joven en una sociedad industrial moderna siente que es un
fracaso a menos que luche hasta llegar a la “cima”; y en años
recientes, las mujeres también han sido arrastradas a la competencia.
Por supuesto, no todos pueden llegar a la cima; no habría espacio para
todos, pero la sociedad nos impulsa a todos a intentarlo, y tenemos un
sentimiento de falla si no llegamos a la meta. Así, la vida moderna se
ha convertido en una competición de todos contra todos por poder y
posesiones.
Cuando las posesiones se utilizan para fines de competencia social,
la demanda no tiene un límite superior natural; entonces está limitado
solo por el tamaño del ego humano, que, como sabemos, es ilimitado. Todo
esto sería bueno si el crecimiento industrial ilimitado fuera deseable;
pero hoy, cuando un mayor crecimiento industrial implica un colapso
futuro, la sociedad occidental necesita encontrar con urgencia nuevos
valores para reemplazar nuestra adoración del poder, nuestra incansable
búsqueda de emoción y nuestra admiración por el consumo excesivo.
Si enciendes tu televisor, la vasta mayoría de los programas que se
te ofrecen no te van a dar ningún indicio del verdadero estado del mundo
ni de los peligros que enfrentaremos en el futuro. Parte de la razón de
esta ceguera voluntaria es que nadie quiere dañar la confianza del
consumidor. Nadie quiere provocar una recesión. Nadie quiere dispararle a
Papá Noel.
Pero tarde o temprano vendrá una recesión severa, a pesar de nuestra
falta de voluntad para reconocer este hecho. Tal vez deberíamos
prepararnos para esto reorganizando la economía y la infraestructura del
mundo para lograr la sostenibilidad a largo plazo, es decir, economía
del estado estacionario, la estabilización de la población y la energía
renovable.
Nuestra responsabilidad con las generaciones futuras y la biósfera
Toda la tecnología necesaria para reemplazar los combustibles fósiles
por energía renovable ya existe. Aunque las fuentes renovables solo
suministraron el 9 por ciento de las necesidades totales de energía del
mundo en el 2015, llegaron a suministrar el 23 por ciento de la energía
de generación eléctrica en 2016, y están creciendo rápidamente. Debido a
las propiedades notables de crecimiento exponencial, esto significará
que las energías renovables pronto se convertirán en un importante
proveedor de las necesidades energéticas del mundo, a pesar de la amarga
oposición de la industria de los combustibles fósiles.
Tanto la energía eólica como la solar pueden ahora competir
económicamente con los combustibles fósiles, y esta situación será aún
más pronunciada si más países implementan un impuesto a las emisiones de
carbono, como ya han hecho Finlandia, Los Países Bajos, Noruega, Costa
Rica, el Reino Unido e Irlanda.
Mucha investigación y pensamiento se han dedicado también al concepto
de una economía de estado estacionario. Lo único que falta es la
voluntad política. Depende de la gente del mundo hacer sentir su
voluntad colectiva.
La historia le ha dado a nuestra generación una enorme
responsabilidad con las futuras generaciones. Debemos lograr un nuevo
tipo de economía, una economía de estado estacionario. Debemos
estabilizar la población global. Debemos reemplazar los combustibles
fósiles con energía renovable. Debemos abolir las armas nucleares.
Debemos acabar con la institución de la guerra. Debemos recuperar la
democracia en nuestros propios países cuando se ha perdido. Debemos
reemplazar el nacionalismo por un sistema justo de derecho
internacional. Debemos prevenir la degradación del medio ambiente.
Debemos actuar con dedicación y sin temor para salvar el futuro de la
tierra para la civilización humana y para las plantas y animales con los
que compartimos el don de la vida.
Esperanza
Esto es lo que dice Greta Thunberg acerca de la esperanza:
“Y si, si necesitamos esperanza. Claro que lo hacemos. Pero lo que
necesitamos más que la esperanza es la acción. Cuando empecemos a
actuar, la esperanza estará en todos lados. Así que en lugar de buscar
esperanza, busquemos acción. Solo entonces llegará la esperanza el día
de hoy”.
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