TAMBARRIA EN EL OLVIDO
En las mañanas de finales de septiembre, me despiertan unas
dulces gaitas,
me anuncian que la hora del poteo ha llegado,
unos pasos gozosos de danza despejan la mañana de volteos de
campanas lejanas
en la identidad y de aires de ceremonias,
llegan olores de caserío, de huertas y de labores manuales
de antaño,
armónicos ritmos del hacha haciendo saltar alegres astillas
como fuegos de artificio,
en el festivo encuentro de la piel y la piedra.
Vuelvo a la noche agarrado a las faldas de las trikitixas...
vuelvo a despertar y
según algunos
nada de esto ha pasado,
… habrá sido solo un sueño.
TAMBARRIA en el olvido
Ángel Castillejo
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