Al hablar de desigualdad de
género, me viene a la cabeza una canción de SKA-p que dice que desde el momento
de nacer estamos sometidos a un sistema esclavizador y desigual, la canción
recalca: «si eres mujer lo tienes todavía peor, más desigualdad». No hay nada
más cierto. Día a día vemos como nuestros derechos laborales, sanitarios y
educativos se reducen. Todos sufrimos de uno u otro modo el desempleo, la falta
de becas para las universidades públicas, los desahucios, las reducciones
salariales, la corrupción, la miseria, el hambre. Pero nos olvidamos de que las
mujeres lo sufren todavía más.
Es necesario que recuerde que
actualmente en España las mujeres siguen
cobrando menos que los hombres por realizar el mismo trabajo; exactamente un 36% menos según el sindicato LAB. La brecha
salarial en España ostenta las cifras más altas de los últimos cinco años,
situándose a la cabeza de Europa. A esto hay que añadirle el factor de que la
mayor parte de los trabajos eventuales y parciales son realizados por mujeres,
lo que hace que las desigualdades no paren de aumentar. En consecuencia, las
prestaciones por desempleo son inferiores. Todo esto expone a la mujer a una
situación de precariedad y por lo tanto, aumenta el riesgo de la exclusión
social. Sorprendentemente, las autonomías que presentan mayor brecha laboral
son Navarra y Aragón.
La mujer se presenta como un
problema para los empresarios a la hora de contratar por el tema del embarazo y
la maternidad. La natalidad es una riqueza, no un hándicap para la
contratación. Otro factor de desigualdad lo observamos en las grandes empresas,
organismos e instituciones, solo un pequeño porcentaje son dirigidas por
mujeres.
Por otro lado, centrándonos en el
ámbito doméstico, a pesar de que la situación ha mejorado un poco, siempre ha
sido la mujer la que realizaba todas las labores de la casa y de crianza de los
hijos. La mujer trabajadora era doblemente trabajadora (sigue ocurriendo lo
mismo en algunos casos) ya que debía trabajar dentro y fuera de casa. Muchas
mujeres deben debatirse entre tener una carrera profesional exitosa o tener
hijos, dudo que los hombres se vean en este percance.
Esto es lo que ocurre en España,
pero imagínense la situación de las mujeres en los países pobres. Además de
trabajar como mulas realizando los peores trabajos y dedicarse a las duras
tareas domésticas, las mujeres son vejadas, humilladas y tratadas como
animales. El acceso a la educación es muy difícil para las mujeres, lo que hace
que estén sumidas siempre en la misma situación de desamparo. En la mayor parte
de los casos ni siquiera pueden alzar su voz, porque las mujeres no tienen
derechos. No hay que olvidar los horribles crímenes contra la humanidad que se
siguen perpetrando en Irán, Somalia,
Yemen, Afganistán y otros países como la lapidación la ablación del clítoris y
el acto de rociar con ácido.
Es por todo esto que una vez más,
las mujeres debemos informarnos, agruparnos y luchar. ¡Mujer, alza tu voz!
ALBA BERGARA, integrante de AMI-CDE
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