domingo, 22 de febrero de 2015

LA ESPERANZA DEL CAMBIO


 Algo que un familiar cercano me ha enseñado es la absoluta desconfianza que existe respecto a las personas que se dedican a la política, ya no a un nivel estatal (eso es algo más que comprensible) sino al nivel correspondiente a su propio pueblo, es decir al nivel de la política Corellana. En algunos casos este hecho es entendible no porque no se haya confiado, sino porque se traiciona esa confianza de un modo u otro.
   Entonces ocurre algo paradójico, hay tanta desconfianza que dejamos de confiar, de creer en cualquier otra forma de hacer política que nos pueda devolver la esperanza  y la ilusión. Y por tanto se vuelve a delegar la voluntad política (es a lo que llamamos voto) en la persona que ya ha traicionado nuestra confianza, de modo que “cómo ya le conocemos” sabemos que lo va a hacer mal, pero como lo sabemos, preferimos eso a alguien nuevo que de diferentes enfoques, alternativas, nuevas perspectivas al fin y al cabo, pues este último nos puede decepcionar de nuevo y lo que es peor requiere de nuestra confianza, algo que ya no tenemos (a veces por desgracia ni en nosotros mismos).
   De esta manera la herida se hace más honda aunque no nos lo parezca, dado que siempre hay un atisbo de esperanza de que quien lo ha hecho mal lo vuelva a hacer un poco mejor. Ya que sino ¿Por qué votamos? Realmente votamos porque seguimos engañándonos creyendo que alguien que se ha aprovechado de nuestra confianza, por lo menos no se aproveche tanto la próxima vez. De esa forma la contradicción y la confusión es absoluta, pues queremos creer pero no podemos, y solo creemos en quien ya no se puede creer.
   Por eso hoy en día, si alguien pintaría en la pared de su casa “soy pesimista”, todos los demás no tardarían en pintar al lado y en pequeño, “tranquilo yo también”.
   Entonces si no creemos en el cambio y en que todo puede ir a mejor, en que hay esperanza y sobre todo un largo camino por recorrer ¿Por qué nos quejamos?, si no hay nada que hacer, ¿por qué malgastar palabras y energía donde nada puede cambiar?
   Pero esa es  la cuestión, todos sabemos, ¡todos!, que las cosas pueden cambiar en Corella, que lo que ahora está mal mañana podría mejorar, que lo que no nos gusta mañana podría transformarse. En el fondo sabemos que todo puede cambiar, puede ser diferente, podemos elegir y ¿qué es lo que hacemos? DECIDIMOS NO DECIDIR, y eso es una decisión, nos guste o no. 
   De esta manera nos traicionamos a nosotros mismos, a nuestras propias quejas y críticas ¿Por qué te quejas si no estás dispuesto a mover un dedo por aquello de lo que te estás quejando? Sinceramente no lo sé. Ahora bien cada uno es libre de elegir y por ello de elegir cambiar su actitud ante la realidad que acontece hoy día. Decidir no decidir es totalmente respetable, es por eso que somos libres hasta de obedecer.
   Me gustaría acabar  diciendo dos cosas:
   La primera va referida a los que se quejan pero deciden no decidir, es decir no actúan al respecto de sus propias quejas o críticas. Por favor está bien que lo hagáis, pero no tanto, revolverse en lo negativo no es de ayuda para crear algo positivo.
   A los que se quejan y actúan en consecuencia, gracias porque es en vosotros en los que esta esa esperanza perdida, seáis de un lado o de otro me da igual, confiéis en los partidos o pertenezcáis a una asociación o colectivo o simplemente actuéis a nivel individual en lo que os parece adecuado, me da lo mismo. Gracias porque abrís  la puerta a un nuevo camino que aun esta por recorrer.
   Así pues concluyo diciendo que, sí, las cosas pueden cambiar, otra cosa es que se quiera.
   Un abrazo muy fuerte, gracias por aguantar la chapa y sobre todo por darme la oportunidad de  expresar mi voz.
   Ptd. Si alguien se ha sentido ofendido, no era mi intención, pero digo yo que será por algo jajaja. Un abrazo muy fuerte y gracias.


SERGIO VALLEJO, integrante de AMI-CDE

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